De tal palo, tal astilla:5

22/12/2010 3.942 Palabras

De tal palo, tal astillaCapítulo V: La familia de José María de Pereda Mientras el doctor se acercaba a su casa por el camino de la hoz, por el opuesto subía, con igual rumbo, otro viajero, también a caballo. Hubiéranse hallado frente a frente en lo alto de la meseta, pues casi a igual distancia de ella caminaban, si no lo hubiera impedido un grupo de árboles y malezas que ocultaron al doctor al acabarse el recuesto que iba subiendo poco a poco. Así es que cuando apareció en lo despejado, el otro, sin haberle visto, estaba apeándose en el patio del caserón o, como si dijéramos, dentro del rastrillo de la fortaleza. Era el tal viajero, gallardo mozo, ligeramente moreno, pálido, con el pelo, los ojos y el bigote negros como una endrina, y los dientes blancos como la porcelana; cabeza, en una palabra, de árabe de teatro, hasta con su desdeñosa melancolía. Vestía un elegante y cómodo traje de camino, y a la legua se echaba de ver que no eran las rústicas asperezas...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info