Decamerón: Jornada 8
Guiglielmo Borsiere, con discretas palabras, reprende la avaricia del señor Herminio de los Grimaldi. Se sentaba junto a Filostrato Laureta, la cual, después de que hubo oído alabar el ingenio de Bergamino y advirtiendo que le correspondía a ella contar alguna cosa, sin esperar ningún mandato, placenteramente empezó a hablar así. -La novela precedente, queridas compañeras, me induce a contar cómo un hombre bueno, también cortesano y no sin fruto, reprendió la codicia de un mercader riquísimo; y ésta, aunque se asemeje al argumento de la pasada, no deberá por eso seros menos gustosa, pensando que va a acabar bien. Hubo, pues, en Génova, ya hace mucho tiempo, un gentilhombre llamado señor Herminio de los Grimaldi que, según era estimado por todos, por sus grandísimas posesiones y dineros superaba con mucho la riqueza de cualquier otro ciudadano riquísimo de quien entonces se supiera en Italia; y tanto como superaba en riqueza a cualquier itálico que fuese, tanto en...
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