Eugenia Grandet: IV

19/05/2024 17.875 Palabras

Excitada por la crisis nerviosa en que se encontraba, o por la desgracia de su hija, que le hacía desarrollar toda su ternura e inteligencia, la perspicacia de la señora Grandet le hizo ver un movimiento terrible en la lupia de su marido en el momento en que iba a revelarle el secreto. Así es que cambió de ideas, sin cambiar de tono, diciéndole: -Pues bien, amigo mío yo no tengo sobre ella más imperio que tú, y te aseguro que no me ha dicho nada: se parece a ti. -¡Pardiez! ¡qué lengua más larga tienes hoy! Ta, ta, ta, ta. Me parece que estáis tomando esto a mofa y que tú te entiendes con ella, dijo el avaro mirando fijamente a su mujer. -Grandet, si quieres matar a tu mujer, no tienes más que continuar de ese modo. Te lo digo y te lo repetiré, aunque me cueste la vida: no tienes razón con tu hija, y ella es más razonable que tú. Ese dinero le pertenecía, ha podido hacer un buen uso de él, y sólo Dios tiene derecho a conocer nuestras buenas obras. Amigo mío,...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info