Ala hora de calificar a Leonardo da Vinci se suele emplear el término de polifacético. Y a fe que le cuadra perfectamente. Pero no define de manera integral su rica personalidad sino tan sólo su múltiple quehacer de pintor, escultor, dibujante, urbanista, ingeniero, proyectista, inventor, etc., etc. Quizá lo más definitorio de su vida y de su obra sea adjetivarle como sorprendente, porque, en efecto, nos lleva de sorpresa en sorpresa: hijo natural de madre soltera, es aceptado por la esposa del padre y por los otros hermanos sin aparente discriminación hasta el momento de repartir la herencia. La inevitable sensación de cuerpo extraño que seguramente experimentó dentro del entorno familiar le convirtió en un desarraigado que lo mismo está al servicio de los Medicis de Florencia que de los Sforza de Milán, de los franceses invasores que de los Borgia pontificios o de los repúblicos de Venecia. Sorprendente la variedad de su obra artística y de sus preocupaciones...