Hacia la ruptura El clima de tensión, más o menos matizado, se mantuvo hasta la crisis desatada por Miguel Cerulario (h.1000-1059). Este patriarca de Constantinopla, que no aceptaba la primacía de Roma, fue excomulgado por León IX en 1054 y como respuesta convocó un sínodo que rechazó y desautorizó la bula pontificia emitida contra él, que identificó como una afrenta al Imperio bizantino. La ruptura entre ambas iglesias se oficializó el 25 de julio de 1054 y aunque Cerulario murió poco después en un contexto de luchas intestinas en la corte en las que participó activamente (llegó a equipararse al emperador), el cisma se consolidó.