La última fada: novela inédita: 04

31/01/2011 4.538 Palabras

Al salir al patio de armas vio Isayo una contrahecha figura, que tenía del diestro a dos caballos enjaezados para jornada, sobre cuya grupa pendían repletas alforjas. Porque todo eso de que los caballeros andantes no comían y no se preparaban a las caminatas por riscos y breñas llevando alguna refacción y reparo en el estómago, es fantasía. Por mucho que las fadas protegiesen a Isayo, él no era un espíritu puro, sino un arrogante y viril mancebo, y no sería buen comienzo de fazañas morirse de hambre. Uno de los caballos era de magnífica estampa; el otro, menos gallardo pero recio y fuerte. -Caballero, amo mío -dijo el contrahecho-, aquí tienes a tu escudero fiel y a tu corcel de batalla, que se llama Azor, como yo he por nombre Tronco. Y me llaman así porque soy un tronco mal formado, y me adorna una joroba doble. Pero cata que de entendimiento no soy corcobado, y sé donde el zapato me aprieta. Cabalga, pues, caballero, y los ángeles caminantes nos guíen. Un momento...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info